Por Diego de León Olivares «Choko»
En alguna ocasión, una capoeirista contó una anécdota que vivió en Brazil, cerca de las hermosas playas de Río de Janeiro. Nos platicó que en una academia de angoleros escuchó a Mestre Marroom decir, “aunque la capoeira no es una religión, ella sí es muy religiosa”. Estas palabras me volvieron a la mente ahora que estuve presente en el Séptimo encuentro de capoeira Arte de lutar sorrindo, organizado por la sede de Longe do mar en San Luis Potosí y dirigida por instructor Sombra. Mientras el evento transcurría, y yo aprendía de las enseñanzas, reflexione: esto parece un retiro espiritual. No lo pensé por mis creencias religiosas, esas son otro cuento, sino porque de oídas he llegado a saber de los rasgos que caracterizan a ese tipo de encuentros.
En primera, la concurrencia interesada se reúne en una locación específica, la cual siempre está alejada del trajín cotidiano. Llegar representa ya un esfuerzo y sacrificio, aunque todo comienza una vez que arribamos al sitio de encuentro, cuando los participantes inician el evento con ardua concentración y una total entrega hacia aquello en lo que se cree. Después, en el mismo lugar, se dan cita especialistas en el tema, quienes resultan ser los responsables de com-penetrar, com-partir (véase que la raíz de ambas palabras remite a la palabra comunidad), aquello que conocen a profundidad. Cabe destacar que en este evento los invitados fueron contramestra Rosalinda y mestre Cigano, ambos directores de Longe do mar y Contramestre Piohlo, encargado del grupo Cordao de Ouro Chester en Inglaterra. Con base en sus experiencias y conocimientos, nos fuimos adentrando en el arte que tanto nos gusta, la Capoeira.
A través de sus cantos, sus vivencias, y sobre todo, sus movimientos corporales (ginga, floreios, malicia) pudimos asimilar el por qué de algunas cosas. Durante estos tres días uno que otro participante se tropezó con la solución del movimiento que nunca le había salido. Tal vez alguien reunió la fuerza suficiente para decir basta, hoy sí me meto a la roda. O simplemente hubo quien entablo una amistad, un diálogo en común. No sólo me refiero al de una conversación cotidiana, también al diálogo que propicia el jogo. Este evento terminó por convencerme de que capoeira es igual a camaradería y fraternidad. Y a poco estos dos elementos no son pilares fundamentales de religiones como el catolicismo o el judaísmo. En fin…
Qué hay del sacrificio físico en este tipo de encuentros. ¿Quién se atreve a entrenar una disciplina de alta demanda corporal por más de 6 horas durante tres días seguidos? ¿Qué es lo que impulsa al cuerpo a obviar las lesiones, el cansancio y el desvelo? De dónde saca uno fuerza para decir, tomo la siguiente clase, luego participo en la roda y finalizo en la convivencia con la galera. Tal vez todo este aguante proviene de la música. Tal vez del ánimo que te brindan tus compañeros o quizás, es ocasionado por la inspiración que te genera mirar a un capoerista de la talla de nuestros especialistas ¡Quien sabe…!
De acuerdo con lo anterior, yo creo que algo similar sucede con los monjes yoguis, quienes aislados en sus templos, sin comer, sin distracciones, repiten sus mantras hasta reunir en su interioridad toda la fuerza espiritual. Haciendo el símil ¿Qué pasa con nosotros cada que repetimos un corrido? Yo siento que la energía se aglomera como también se esparce en todos los participantes. Y las dos gentes que están al centro de la roda intercambiando patadas, maromas y demás, resultan ser una demostración lúdica de altos grados de concentración, tanto mental como física, no cabe duda.
Qué decir de la música de capoeira, esa que nos motiva a brincar y gozar como nunca lo hicimos en años. ¿Cómo es que a través de ella se suscitan conexiones entre dos cuerpos que sin conocerse, generan comunicación y hasta a veces comunión? A poco esta situación no se asemeja a la de la música cristiana. Me han contado que ella encamina a sus devotos hacia visiones, iluminaciones, que sólo en estos instantes armónicos son posibles de alcanzar. Por su parte, nosotros los capoeiristas nos preguntamos ¿Qué es el axe, cómo se genera? Existen muchas respuestas y a ciencia cierta todavía no se sabe a qué refiere tal palabra, sin embargo, estoy completamente seguro de que todos los sentimos durante el batizado y la troca de cordones del 21 de Marzo. La fuerza de ese AXE alumbró todo el evento. Del mismo modo podríamos preguntarle a un religios@ ¿qué es Dios? quien se atreva a responder no podría decir exactamente qué es, no obstante, seguro tiene guardada una experiencia en la que dijo, en ese momento lo entendí o, simplemente, lo sentí. Hasta este punto, puede tener un poco de sentido la anécdota de Mestre Marrom sobre la religiosidad de la capoeira.
Y después de todo el esfuerzo que se hizo para llegar hasta el encuentro, en el camino de vuelta, uno va recolectando los recuerdos que servirán para una mejor clase. Compartiremos a nuestros colegas aquello que nos fue transmitido, revelado, en cada aula. Los que no pudieron asistir podrán ser partícipes de algo que, hasta este momento, cambió nuestra forma de percibir la capoeira. A su vez, se meditará sobre las palabras que empalmaron con nuestro sistema de creencias, pues la capoeira, además de manifestarse en el cuerpo, también incide en la forma en la que uno percibe el mundo. Créanlo o no, el juego del capoeirist@ representa un modo complejo de expresión de ideas, deseos, fortalezas, miedos pero, sobre todo, es manifestación de múltiples formas de ser. Con razón, los grandes Mestres profesan que no importa cual sea tu grupo, tu estilo, tu grado, al final, todos somos uno, TODOS SOMOS CAPOEIRA.
Junto con mis compañeros, me sumo a las felicitaciones para los alumnos de instructor Sombra por su performance y por su excelente interpretación musical durante el batizado. Todos nos emocionamos al verlos y al escucharlos. Antes de concluir, no me queda más que agradecerles por el trato tan cordial y amable. San Luis Potosí ya parece nuestra casa, nada más que ubicada en un lugar diferente. Igualmente, felicitamos al instructor Sombra y su equipo de trabajo por darnos la oportunidad de vivir esta experiencia tan grata, tan bien organizada y tan positiva para nosotros.
Finalizo con el número siete, que para algunas religiones es el número sagrado y representa lo bueno en un nivel máximo. Siete vidas tiene el gato; siete días la semana; son siete bellas artes y siete notas musicales; también hay 7 enanos y 7 samuráis. No deberían cometerse siete pecados capitales como tampoco debieron perderse el SÉPTIMO encuentro de capoeira Arte de lutar sorrindo. Felicidades por tan bonito evento, en hora buena !!!!!