Por: Felipe Corbal (Felipão LDM)
El compartir la practica de capoeira con mis hermanos Fernanda y Fabricio es una de las mayores satisfacciones con las que cuento hoy en día, ya que es una de las cosas que mas adoro, también algo con lo que crecí y me ha acompañado gran parte de mi vida.
Para mí, introducir a mis hermanos a esta increíble forma de hacer arte, siempre fue un pensamiento presente desde que nacieron, primero fue Fernandinha, que con solo tres años tomó su primer clase con CM Rosinha. En un principio, no hubo gran interés, pero pasaron algunos años y regreso a la edad de ocho años, ya cuando Fabricio había nacido y lleve a los dos juntos. Fernanda tomó bastante gusto a los entrenamientos y es algo que se le facilita mucho; Fabricio por su parte también, a él le gustaron mucho las clases para niños.
Para ambos en mi opinión fue un gran acercamiento a parte de su cultura original, ya que mi familia y yo provenimos de Brasil, y los niños no tuvieron tanto tiempo ni la suerte de disfrutar el crecer una infancia tan increíble como la tuve yo allá. Comenzar clases de capoeira hizo que abrieran más su panorama en lo que consiste una gran parte de la cultura brasileña, y así pueden hoy tener una idea mucho más clara de qué es en sí la capoeira en cuanto a la practica y también de su gran influencia en la historia de Brasil.
Fue un gran paso para nuestra familia ya que se vive un poquito de Brasil en el día a día y ayuda a extrañar menos a casa. Para mí, ha sido plenamente satisfactorio cada vez que se interesan más por el tema, es un logro muy bonito el compartir los tres un gusto en común.
También es algo sumamente positivo que los dos desde pequeños tengan una actividad física demandante que ayudará indudablemente en su crecimiento y desarrollo, siempre he tenido muy presente que la capoeira ayuda no solo en la cuestión física sino también ayuda a estar bien contigo mismo ya que siempre es un reto entrenar día a día.
Fernanda y Fabricio aparte de entrenar y enfocarse solo en eso, han tenido un gran regalo que les hace la capoeira, (que es una fuente inagotable para hacer amigos), ambos se hecho muy bonitas amistados a lo largo de sus clases.
Yo como hermano mayor me siento bastante feliz por ambos, de Fernanda aunque me cueste levantarla y presionarla para ir a entrenar, hemos construido un lazo bastante fuerte dentro de una actividad que lo único que nos brinda son cosas positivas; y a Fabricio, sé que le queda mucho por delante y espero que aproveche muy bien la facilidad que tiene para practicarla.
En mi tiempo en capoeira, puedo decir que he compartido uno de los mejores momentos de satisfacción con mis hermanos, es un sentimiento bastante increíble y difícil de describir verlos jugar en la roda y que fluyan solo como ellos saben.
Estoy bastante orgulloso que practiquen un arte tan compleja e infinita en todas sus maneras, de la cual yo me he enamorado todos estos años, que me ha hecho inmensamente feliz en incontables ocasiones y ver a Fer y Fabo crecer con esto, simplemente me deja sin palabras.
Solo espero siempre compartamos juntos esta increíble y maravillosa experiencia de vida llamada capoeira.
¡Axé!
Fotografía: Archivo LDM