Por: Diana Ramírez (Formiga LDM)
Hola, mi nombre es Diana o “Formiga” y quiero compartir un poco acerca de lo que ha sido mi experiencia en esta gran luta e arte. Hay ocasiones en la vida en las que encuentras algo que ni siquiera buscabas, de lo que jamás esperabas nada y que sin embargo hoy en día resulta imprescindible para ti, es así como resultó ser para mí la capoeira.
La primera vez que tomé una clase de capoeira no tenía idea de lo que era, jamás en la vida había escuchado este término y nadie me había explicado que iba a hacer; es cierto que yo tampoco me sentía tan intimidada pues antes de eso yo había practicado yoga y confiaba en que mi condición no sería un problema, sin embargo puedo decir que después de mi primera clase me sentí muerta y aseguraba que en mi vida iba a volver a tomar eso llamado capoeira… Y heme aquí cinco años y medio después preparándome para tomar el grado de monitora.
La pregunta es: ¿qué es lo que me hizo continuar practicando? Al principio fue la obligación moral que sentía por asistir, pero en muy poco tiempo eso fue cambiando. Notaba mis avances cada semana, me sentía feliz y satisfecha después de cada clase, pues finalmente cada una de ellas era una experiencia diferente. Así transcurrieron los primeros meses, desafortunada o afortunadamente durante mucho tiempo fui la única alumna constante, había alumnos esporádicos pero nadie que se mantuviera y por eso debo dar las gracias a Prof. Batería porque a pesar de la poca asistencia que tenía la clase no se rindió y siguió yendo a darla regularmente aunque solo estuviera yo.
Con el paso del tiempo el grupo fue creciendo, ya había más alumnos, las clases eran más dinámicas y la energía que se generaba era única y para mí era cada vez más importante, por lo tanto bajo ninguna circunstancia podía renunciar a mis clases, ir era la mejor manera de divertirme y relajarme y aunque en varios momentos pude haber sacrificado capoeira por diversas razones, la verdad es que no lo hacía, prefería dejar otras actividades, me esforzaba el doble pero siempre me mantenía practicando.
Tomé el primer grado, mi cuerda verde; debo decir que no me sentía lista para hacerlo a pesar de que me decían lo contrario, pero siendo sincera conmigo si alguna vez espero a sentirme lista me tardaría años en avanzar. Simplemente a veces hay que tomar riesgos, confiar en uno y esperar lo mejor, pero sobretodo hay que esforzarnos por lo que queremos, aceptarnos como somos y no compararnos con nadie más. Conforme pasó el tiempo y con el cambio de grados aprendí muchas cosas que me han enriquecido como persona, me han dado experiencia y que definitivamente no cambiaría por nada, porque cada cuerda que he tomado me ha mostrado cosas nuevas que necesito ir aprendiendo poco a poco y eso es solo una confirmación de que queda mucho por recorrer, pero puedo decir que hasta ahora para mí ha sido un buen inicio.
Creo que la capoeira llega a tu vida por algo, te ayuda a crecer en aspectos que ni te imaginas, te pone personas maravillosas en el camino y los beneficios que llegamos a tener por ello no solo se limitan a la cuestión física que resulta ser lo más vistoso y atrayente, sino que involucra la cuestión emocional, espiritual, musical y son esas cosas las que te llenan y te provocan ese bienestar que reflejas y trasmites a los demás, que claro, solo se logran con perseverancia y enfocándote en tus metas.
¡Axé!
Foto: Sucurí // Claudia Ruiz