Por: Claudia Isabel Ruiz Arriaga Girassol LDM
Cuando jugamos, entrenamos, reímos o simplemente estoy con ella, el sentimiento que me llena e ilumina el corazón es indescriptible. Ella es una de esas personas que cuando te las encuentras te atrapan. Ya sea por su personalidad, por su encanto, su fuerza, su talento o por su entusiasmo ante la vida. Es de esas personas que te acompañan en tu camino, siempre motivándote o ayudándote, diciendo que todo está o estará bien. Ella es mi amiga, mi hermana de otra madre, mi maestra y una gran modelo a seguir. No sé si sepa cuanto la admiro o porqué lo hago. Pero les contaré un poco sobre su trayectoria y tal vez ustedes también terminen admirandola al igual que yo.
Por lo que me han contado y por estos cuatro años de conocerla, sé que ha sido una chica súper enfocada en sus metas y es tenaz para llevarlas acabo. En la escuela siempre ha sido una alumna sobresaliente y eso ha rendido sus frutos. Hoy en día está estudiando arquitectura en la UNAM y no dudo que en un futuro sea un gran personaje en ese medio.
Pero hablemos de su trayectoria como aprendiz de la expresión y lenguaje corporal…
Ella comenzó su formación bajo la tutela de su tía, a los siete años, tomando clases de yoga. A los catorce se certificó como profesora de yoga infantil y a los dieciseis como profesora de yoga. Ya no sólo impartía clases para niños sino también para adultos y tenía ya un gran conocimiento del cuerpo, desde cómo cuidarlo y cómo impulsarlo a un desarrollo más completo.
Por otra parte, su carrera como capoeirista comenzó a los doce años dentro del grupo Longe do Mar bajo la tutela de Profesor Batería. Como ella misma lo cuenta, ni siquiera sabía de qué se trataba la capoeira, la habían convencido de entrar a la clase para echarle la mano al profesor que acababa de abrir el horario en el centro de yoga de su tía. Con el paso del tiempo, ella simplemente se enamoró de la capoeira. Jamás ha dejado de entrenar ni de exigirse para mejorar cada día. Incluso cuando ha tenido otras actividades que cumplir, ella siempre ha buscado la manera de no fallar en ninguna.
Hace un año, por estás fechas, comencé a prepararme con ella para su examen y así recibir su grado de monitora. Fueron meses intensos de entrenamiento, llenos de emoción donde la complicidad y amistad creció y se hizo mucho más fuerte. Fueron meses llenos de estrés e incluso frustración. Pienso que más de mi parte que de la suya, creo que esto fue porque sabía lo que significaba para ella. Como todo lo que ha hecho durante toda su vida, no era sólo un juego o un examen más. Estaba preparándose para recibir un grado alto dentro del grupo. Yo sentía que debía estar al nivel de esta increíble mujer, porque no quería hacer que se arrepintiera de haberme elegido como su pareja para las secuencias. Ésto jamás se lo he dicho, por cierto. Pero finalmente lo logramos. Fue un gran examen. Fue una gran experiencia y vivirla con ella fue un gran honor.
Ella ha sido una gran modelo a seguir para mi y no sólo dentro de la capoeira. Como se lo he dicho miles de veces, soy su fan. No sólo por lo centrada que es, o por la tremenda fuerza que tiene, por su agilidad para componer un buen juego dentro de la roda, por su coraje o su alegría. Soy su fan por la gran persona que es y que te inspira a ser. Sin mencionar que aún está por debajo de los veintes y que aún le queda un gran camino que recorrer.
Me llena de orgullo y felicidad poder estar a su lado y ser testigo de tan formidable ser. De estar ahí para echarle porras, apoyarla en los momentos difíciles, compartir charlas de las novelas que hemos leído o simplemente para hacer panecillos un miércoles por la mañana.
Ella es mi muy mejor amiga, como diría Forrest Gump.
Ella es Diana Ramírez, o mejor conocida en el grupo como Monitora Formiga.
¡Bate palmas pra ela!
¡Axé!
Muchas gracias Girassol por ayudarnos a conocer un poquito mejor a Formiga.