Día desconocido, Enero 2002.
Por: Juan César Espinoza Prof. Mola
-Hermano hermano recuerdas la película de brasileños que viste donde bailaban y también se pegaban… Pues ¡hay una escuela en Morelia!-. Así comenzó todo…
Mi hermano llegó emocionado esa mañana porque yo no había parado de hablar todo un año de eso que no sabía qué era, que había visto en aquella película que me cautivó, pero estaba por descubrirlo. Preparé mis cosas: un pants y mis nervios en las manos ya que no sabría a qué iría a ese gym donde anunciaban clases de capoeira.
Pregunté al recepcionista, subí unas escaleras y llegué a una sala con duela donde ya había un grupo de personas frente a un espejo. Recuerdo bien que comencé a sudar de las manos, recuerdo haber estado tan emocionado de ver ese baile con patadas y lo que provocó en mí que estuviera tan cerca de mi casa para poder practicarlo… ¡Me hizo sudar de emoción!
Me quedé parado toda la clase observando a aquel instructor que hacía cosas para mí increíbles. Al terminar se acercó diciéndome su nombre de capoeira Joelho; me dio costos, horarios e información. A la clase siguiente tomé los pocos billetes y monedas que podría juntar un estudiante de 17 años y me decidí a pagar mi mensualidad e inscripción.
Tomé mi primera clase, de la ginga fuimos a la meia lua de frente, esquivas y aús. En ese momento supe que haría eso toda mi vida, algo dentro de mí se arregló, suavizó y transformó; el único trozo de madera flotando sobre aquella agua que valía la pena sujetar y vivir por ello LLEGÓ.
Seis meses después Monitor Joelho que en realidad era un alumno de corda verde formado por Iñaki en la Ciudad de México, había arribado a Morelia para radicar en la ciudad. Me dijo que era momento de ir a batizarse a la Ciudad de México en un Encuentro de Capoeira, con M. Acordeon, M. Suelly, M. Rá, CM. Manhoso, Prof. Caverinha y Prof. Minhoca… aún lo recuerdo como si fuera ayer.
Tomamos el camión, llegamos a la Ciudad de México y de ahí a la Ex- Esmeralda. Me dejó en la puerta diciéndome que pasaba por mí en la noche, me pidió que buscara a Cigano y que él me dirá qué hacer. Y que para comer ahí en la plaza había unas tortas.
Ir a un lugar en el que no conoces a nadie y donde todo ocurre muy rápido lleno de un desborde de energía en el que todos se saludan y sonríen pero nadie te pregunta nada a ti; no saber cuál es tu salón, qué clases darán… – ¿Y si los maestros hablan portugués y no sé qué quieren decirme? Todo esto puede ser muy intimidante, pero lo único que sabía en ese momento es que debía estar ahí… ¡Ese era mi lugar, yo quería estar ahí!
Pasaron los días y llegó el momento del batizado. Recuerdo haber visto a M. Acordeon de frente y lo último que sucedió fue un apretón de manos después de haberme tumbado de una banda. Esto como reacción al haber intentado darle un martelo… la cara me dolía. Fue una experiencia increíble, una gran emoción y ver esa corda color verde en mi cintura fue lo mejor que había pasado, nadie me había ayudado, lo había logrado solo, mi entrenamiento, mis ahorros, mi viaje, sabía, aunque no con exactitud, que había acontecido algo grande en mi vida.
Así pasaron dos años, fueron y vinieron compañeros… -Mola necesito hablar contigo, me voy a España a hacer la maestría, te quedas a cargo del grupo-. Esas fueron las palabras de Joelho. No sabía qué hacer; llegó el momento de tener gente a mi cargo y no sabía qué enseñarles, no estaba preparado para eso. Pero siempre he crecido creyendo que todos tenemos un destino; podrás desviarte, podrás tomar atajos, pero la vida no te muestra el menú, te da lo que debe ser para ti.
Fueron años duros e increíbles, en soledad pedagógica, eventos anules, talleres, rodas, experiencias increíblemente buenas, experiencias increíblemente malas. Todos vamos creciendo, estudiando y preparándonos y así es también en la capoeira.
Después de 16 años aquí estoy, formado profesor por grandes experiencias y conocimientos de grandes capoeiristas como M. Acordeon, M. Brasilia, M. Lobão, M. Suassuna, M. Cigano (entre otros)… Con muchos hermanos, amigos, Mestres y un mundo de capoeira que me aguarda.
Yo solo puedo decir #YoSoyLDM
Muchas gracias Mola, muy buena nota.