Por: Monitor Zum (Alfredo Rubio)
Fotografía: Pupé Pierdant
Año tras año me había quedado con las ganas de ir al evento de LDM Morelia y decidí que ésta vez no sería igual. Ya con la maleta en Odara y el tiempo sobre nosotros acercándonos al momento de partida, comenzaron a llegar viajeros capoeristas… uno a uno con entusiasmo y ganas por llegar al evento y darle con todo.
Las clases comenzaron muy temprano y para mí siempre es un gusto entrenar con M. Cigano y M. Rosalinda. Apoyamos en la batería con el maculelé y la samba y así se fue la tarde, hasta que comenzó la clase de M. Muriel.
Compartir con gente que solo ves una o dos veces al año, pero que cada que se encuentran pareciera como si solo hubiera pasado un día o ninguno, es algo invaluable que la capoeira nos regala en cada uno de los amigos que se encuentra uno aquí. Bien lo entenderán muchos… poco a poco llegaron las comunidades, de San Luis Potosí, Querétaro, Zihuatanejo, San Miguel de Allende, Guadalajara y… ¡se armó la roda!
Si algo hay en Morelia es buena capoeira y buenos capoeristas de todas las edades, uno de esos buenos capoeristas de entre cuatro y cinco años corrigió mi tesoura con sus pies mientras entrenábamos …..pfff fundamento total.
Ya presentados los números de maculelé y samba llegó el momento del batizado. Siempre es agradable ver a los nuevos capoeristas tomar su primer cordón. Mola y sus alumnos armados de una buena batucada cerraron el evento dándonos una gran sorpresa. ¡Se rifaron! No hay más.
Me quedo con un gran sabor de boca, un gran aprendizaje e inspiración total, cada vez son mejores los eventos que se hacen y mayor la exigencia y profesionalismo, muchas cosas por seguir aprendiendo y estoy convencido que el próximo Se Nao Fosse Capoeira me tendrán en Morelia.
La capoeira tiene y la capoeira te da, ¿Si no fuera capoeira? ¿Que sería?
¡Axé!