[:es]Por: Mónica Domínguez Alegría LDM
Simpatiquinho tomó su primer clase de capoeira a los 16 años, para él fue increíble presenciar tantas cosas suceder al mismo tiempo, observó a las personas con más experiencia y le admiró el control, dominio y expresión de su cuerpo, era como ver acróbatas que también eran actores. Después de ese día sólo quería descubrir más de la capoeira, saber ¿qué había más allá?, ¿hasta dónde podía llegar?
La capoeira le representó retos físicos inimaginables que no había experimentado antes en el teatro, en el baile o en el fútbol. Y a pesar de considerarse “medio negado” al principio y que en ese tiempo no existía tanta información disponible, decidió adentrarse a esa nueva forma de vivir.
Además de tomar las clases de CM Rosalinda, empezó a entrenar solo en los parques, sin importarle lo que pudieran pensar, de algún modo, le enorgullecía hacer algo diferente a los demás.
Ricardo, es un perfecto ejemplo del resultado del esfuerzo, talento, convicción y perseverancia. A lo largo de los años ha creado un jogo que inspira expresiones de asombro de los espectadores. Él refiere que su capoeira está basada en el estudio de la gente que quiere y admira, como Denis, Gaiola y M. Acordeón.
La capoeira le ha ofrecido la oportunidad de conocer una gran diversidad de personas, grandes amigos, algunos amores y otros países. Le permitió negociar y experimentar con su profesión, el diseño gráfico.
Como instructor de capoeira, le importaba que sus alumnos aprendieran que la capoeira es como cada persona decide crearla, es un reflejo de su esencia traducida en un discurso a través del cuerpo. Simpatiquinho, ha desarrollado una capoeira transparente, libre, creativa y con una inusual picardía, que emociona, que inspira… que contagia.
El entrenamiento constante te da la seguridad de sacar nuevos movimientos, entrar sin miedo a una roda y presentarte frente a cientos de personas; la capoeira le enseñó que para conquistar algo, necesitas dedicarle tiempo, atención y corazón.
Hace unos años, una hermosa noticia le hizo saber que era momento de entrenar para conquistar un nuevo jogo, sería papá. La idea de dejar por un tiempo a un lado toda esa magia que la capoeira le ofrecía, no fue fácil de digerir antes de la llegada de Nicolás. Pero el 15 de diciembre de 2013 a las 6:45 am, ningún razonamiento fue necesario… el amor más grande, el amor que nadie te puede contar, ese amor incondicional, dejó que todo sucediera con naturalidad.
Y así fue como cambiaron las noches de entrenamiento por arrullos, las ladainhas por canciones de cuna y las rodas por clases de gymboree.
Lo hermoso de la capoeira es que sabes que siempre estará ahí para ti, porque la llevas dentro, al igual que a los amigos.
Ahora que poco a poco se reintegra a la capoeira, puede compartir el lenguaje mágico de la paternidad con sus queridos maestros y amigos Adolfo y Rosita.
Lo veo disfrutar de sus hijos, aprender con ellos y de ellos, veo esa gran admiración por cómo Nicolás y Rodrigo ven el mundo, y le recuerda que todos tenemos una esencia y damos los matices que nosotros mismos escogemos. “No quiero que amen la capoeira como yo, me gustaría que logren encontrar su propia pasión”.
Ricardo Delgado, Simpatiquinho es Longe do Mar, maestro, confidente, mi mejor amigo, compañero de vida, mi Patuá y padre de mis hijos.
¡Axé!